Director del programa de Magíster en Arte y Patrimonio participó en la inauguración de los 100 años de la Genereación del 13.

Generación del Trece celebra su centenario en la Casa del Arte UdeC.
21 de junio de 2013

Haber inaugurado una pintura basada en la realidad social es a juicio de la curadora de la Pinacoteca UdeC, Sandra Santander, el mérito fundamental de la Generación del Trece, movimiento pictórico que este año celebra su centenario.

La Pinacoteca de la Universidad de Concepción posee una de las mayores colecciones de obras de la Generación del Trece y para esta conmemoración ha organizado una serie de exposiciones, la que se inició con la muestra Pedro Luna, una mirada cien años después que, hasta el 4 de agosto, se exhibe en la Sala CAP.

En ella es posible revisar la trascendencia de la obra de Luna, quien fundó una forma de pintar basada en la pincelada matérica, estructurando la forma de la pintura en base a la pincelada abundante.

Los tonos naranjas y azules de la obra de Luna permiten realizar un recorrido por su trabajo, desde su producción casi frenética de imágenes sobre las grandes temáticas sociales de su tiempo, escenas de paisaje chileno, y sus retratos, hasta sus escenas europeas, producto de su residencia de tres años en Europa.

Óleos sobre tela, sobre madera y sobre alfombra, además de algunos dibujos a la sanguínea (donde se puede ver, entre otras cosas, su pasado como dibujante de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile), componen esta muestra. Como dato curioso, las 80 obras debieron ser colgadas 10 centímetros más debajo de lo habitual, debido a la costumbre que se tenía en esa época de aplicar betún de judea a las pinturas, lo que se transforma en una capa brillante de barniz que brilla excesivamente con las luces del montaje.

El homenaje al centenario de la Generación del Trece continúa en la Casa del Arte UdeC con la apertura –el 2 de julio- de una colectiva de retratos que se exhibirá en la Sala 2. Posteriormente, el 5 de julio se abrirá en la Sala 4 la muestra Paisajes y escenas costumbristas, con obras de representantes de esta generación de artistas. Entre ellas habrá pinturas de los tres hermanos Lobos, de Arturo Gordon, de Agustín Abarca, Fernando Meza y Ulises Vásquez, entre otros.

Para esa fecha serán más de 130 las obras de la Generación del Trece, pertenecientes todas a la Pinacoteca UdeC, las que esté en exhibición en tres salas de la Casa del Arte.

Además, ese mismo día se realizará una mesa redonda en la que participarán Pedro Zamorano –académico e investigador de la Universidad de Talca-, Rodrigo Gutiérrez –historiador de la Universidad de Granada-, Alejandra Brito –socióloga UdeC-, y Javier Ramírez -director del magister de Arte y Patrimonio UdeC-, quienes se referirán a la importancia plástica de la Generación del Trece y al clima social en que se generó este movimiento plástico.

Capitanía de pintores

Por su semejanza con el espíritu de los conquistadores españoles, en cuanto a impulso de lucha y esfuerzo permanente dentro de la escena plástica nacional, Pablo Neruda bautizó como Capitanía de pintores al grupo de artistas formados en la academia de pintura de la Universidad Católica, como discípulos de Pedro Lira y mientras compartían las enseñanzas del maestro español Fernando Alvarez de Sotomayor, en la Academia de Bellas Artes.

La Generación del Trece se transformó en el primer movimiento pictórico en Chile que buscó plasmar a través de sus representaciones figurativas los valores autóctonos y la cotidianeidad.

Esta Generación aparece como fundamental protagonista de la renovación de la pintura chilena, impulsando la utilización de una paleta de colores distinta y la incorporación de temáticas populares y costumbristas posibles de vincular a la corriente expresionista.

La Pinacoteca de la Universidad de Concepción posee una de las mayores colecciones de obras de la Generación del Trece. Ello gracias a la adquisición, en 1958, de la valiosa colección de Julio Vásquez Cortés. Actualmente son alrededor de 550 las obras que componen esta colección.

Para Sandra Santander el mérito mayor de este movimiento plástico está en haber inaugurado una pintura basada en la realizada social, poniendo en la tela un mundo desconocido, suburbano, rural, con diferentes personas y culturas.

“Es meritorio porque ponen la pintura de salón en un extremo y ubican esta otra mirada plástica en paralelo. Se trata de una obra bastante autobiográfica, en estrecha relación con la vida de sus autores y con lo que les toca vivir en Chile. Es una forma de llevar la contingencia al arte”, señala la artista y agrega que con la mesa redonda que han organizado esperan abarcar estos temas, ahondando en el clima social y los cambios culturales y sociales que se vivieron en Chile durante esa época.

Escrito por: Ximena Cortés/ Revista Panorama UdeC